¿El home office?: Invasión al sagrado refugio
A lo largo de la historia del ser humano han existido varias pandemias. Sin embargo, hoy en día tenemos más que clara su definición
En un principio, sin comprender realmente a lo que la humanidad se estaba enfrentando, se empezó a adoptar un nuevo estilo de vida, en donde el aislamiento en el hogar era el único lugar seguro para uno mismo y para la sociedad.
El ser humano se fue adaptando a la “nueva realidad”, en la que ir al parque, al super, al cine o reunirse con amigos ya no era opción. Ahora, se tenía que acostumbrar a una vida distinta. Sin duda alguna se puede decir que la pandemia nos ha enseñado ambas caras de una moneda. Muchas personas y familias reforzaron sus vínculos e, inclusive, nuestras mascotas se vieron beneficiadas, pues podemos pasar más tiempo a su lado. Por otro lado, ha sido trágico por aquellos seres queridos que ya no están con nosotros.
En medio de este caos surgió un concepto benéfico y catastrófico a la vez, el cual ha sido el “home office”. Para la gran mayoría fue un alivio poder trabajar en casa, pero no todos corrieron con la misma suerte.
Siempre he sido fiel creyente de separar el trabajo del hogar. Sin embargo, la vida laboral se encuentra en casa y al parecer de manera permanente para muchos. Esto me lleva a cuestionarme si, ¿el home office se podría considerar invasión en el hogar? porque sin importar el día de la semana, el celular suena, no paran de llegar correos que necesitan respuesta urgente, los fines de semana se han convertido en días laborales y el trabajo se ha intensificado.
Es irónico pensar que antes se buscaba hacer un equilibrio en la vida, dividiendo el tiempo entre varias actividades como la familia, la salud, la vida social, el trabajo y los hobbies en diferentes escenarios. Sin embargo, hoy en día es necesario tener tiempo para absolutamente todo en un mismo lugar. Y al que llamábamos hogar, se ha convertido en un lugar privado de la plenitud.
Pero ¿realmente les dedicamos suficiente tiempo a lo que amamos en nuestra vida? ¿tenemos prioridades o dejamos que el trabajo nos absorba? ¿Sabemos definir nuestros límites? Creo que son preguntas que deberíamos de hacernos ya que, la vida es tan corta y sorpresiva que vale más disfrutarla que arrepentirse cuando ya no hay tiempo.
Fuente: Heraldo de México