El ‘Schindler mexicano’ recibe póstumamente el reconocimiento Memoria del Mundo de la Unesco
Le llamaban el Schindler mexicano. Gilberto Bosques Saldívar ha sido revolucionario, maestro, periodista, diplomático. Y a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, el ser humano de confianza en Francia del mandatario mexicano, Lázaro Cárdenas. En 1939, España acababa de caer contra los franquistas, el fascismo de Mussolini y sus camisas negras oscurecían Italia, y Hitler avanzaba por todo el conjunto de naciones. Bosques Saldívar arribó con una tarea: contribuir a todos los que huían de aquel campo de concentración en el cual se estaba convirtiendo Europa. Y lo hizo: salvó a bastante más de 40.000 personas, varias de ellas, españoles republicanos exiliados que encontraron en México refugio. Este martes la Unesco le ha homenajeado póstumamente con la entrega del reconocimiento Memoria de todo el mundo.
El mandatario mexicano, Andrés Manuel López Obrador, fue el delegado de dar el reconocimiento a la hija de Bosques Saldívar, Laura Bosques, en el Palacio Nacional. El líder se ha referido al homenajeado como “el mejor diplomático de la crónica de nuestra región, el más humano”. “Se ha conseguido que la Unesco conserve y se considere como fondo, documento especial, todo lo referente con don Gilberto Bosques, que tuvo que ver mucho con rescatar vidas de perseguidos, exiliados, no solo españoles, sino de todo el planeta; un hombre realmente ejemplar”, ha agregado, en un clip de video difundido en su canal oficial.
La hija del diplomático, Laura Bosques, ha agradecido con visible emoción el reconocimiento. “Él continuamente comentó, no fui yo, ha sido México”, dijo en recuerdo de su papá. Bosques Saldívar alcanzó París en 1939, empero tras la toma de la ciudad más importante francesa por los nazis en junio de 1940 viajó a Marsella, al sur de la nación. Ahí, debido a sus privilegios como cónsul, empezó una especie de oficina jurídica con abogados españoles y franceses que salvó la vida de bastante más de 40.000 personas, según estimaciones de la era. Exiliados españoles, sin embargo además judíos que huían de Hitler, perseguidos políticos y gente de caminando que huye de los horrores del nazismo. “Si hubiera habido más barcos, hubiera venido mucha más gente”, ha sostenido Laura Bosques a lo largo de la entrega.
No obstante, es recordado más que nada por su monumental ayuda a los exiliados españoles. Bastante más de 25.000 llegaron a México luego de la Guerra Civil, según la Organización de las Naciones Unidas. La mayor parte, debido a los visados que emitió Bosques Saldívar. Varios, a partir del éxito de Franco, cruzaron la frontera y buscaron refugio en Francia, donde fueron recibidos con más pobreza en campos de concentración. El hacinamiento en dichos campamentos era tan enorme que el diplomático mexicano alcanzó usar 2 castillos en los alrededores de Marsella, Reynard y Montgrand, para lograr hospedar a 1.350 personas más. El cónsul inclusive salvó del campo de concentración de Vernet al autor Max Aub, que después narró en diversos libros sus vivencias como refugiado a lo largo de la guerra.
Bosques Saldívar regresó a México con el desenlace de la Segunda Guerra Mundial, no sin previamente pasar bastante más de un año apresado en Alemania al lado de su mujer, María Luis Manjarrez, y sus 3 hijos Gilberto, Laura y Teresa. La historia aún le poseía reservada otro papel fundamental a jugar: ha sido embajador en Cuba, y facilitó los visados de acceso a México para Raúl y Fidel Castro, que crearon a lo largo de su estancia en el territorio la Revolución que dirigieron en la isla en 1959.
Su espíritu humanista y revolucionario localizó primero su sitio en la Revolución Mexicana en 1910, donde jugó un papel fundamental. Años después, en 1917, se ha convertido en uno de los políticos que escribió la Constitución que aún rige México. Recibió el alias del Schindler mexicano, aunque hay quien plantea que tendría que ser viceversa, que Schindler debe ser recordado como el Bosques alemán: el mexicano ayudó a bastante más de 40.000 personas, Schindler salvó a bastante más de un millar de judíos. Murió en 1995, con 103 años, luego de una vida que abandonó sus huellas en la historia. Casi 2 décadas luego, los homenajes continúan.