Japón despide entre protestas al asesinado ex primer ministro Shinzo Abe

Abe era bastante admirado en el extranjero, empero era una figura que dividía en su territorio. Varios de los una cantidad enorme de manifestantes reunidos hoy cerca del Parlamento japonés este martes mostraron su enojo por los gastos de US$10,7 millones del sepelio en un rato en el cual la economía japonesa se confronta a vientos en contra.

Otros sencillamente alegan que Abe no merece el raro honor de un sepelio de Estado, según recoge el corresponsal de la BBC en Japón, Rupert Wingfield-Hayes.

El lunes, unos 10.000 manifestantes recorrieron las calles de la ciudad más importante exigiendo que se suspendiera el sepelio y un hombre se encendió fuego alrededor de la oficina del primer ministro en Tokio, dejando por escrito su objeción al acontecimiento.

«Estoy frustrado y enfadado pues dejamos que el regimen realice lo cual desee sin consultar al poblado», comentó Iori Fujiwara, de 25 años. «Las generaciones más adolescentes poseemos que dialogar más por nuestro propio futuro, por esa razón estoy aquí».

«No podía quedarme en el hogar a medida que gastan tanto dinero e invitan a muchos huéspedes a medida que hay japoneses que padecen por el tifón de la semana pasada», mencionó Ayaka Uehira, de 25 años, a escasa distancia de donde se celebraba hoy el sepelio, que ha atraído a una cantidad enorme de invitados, dirigentes locales y de todo el mundo, en especial de los socios más cercanos de Japón.

Con pancartas y al grito de «no al sepelio de Estado», alrededor de 2.500 personas, según cifras de los organizadores y medios locales, marcharon por las calles de Tokio. Además se celebró una concentración en un parque, donde los manifestantes se dirigieron a una muchedumbre bajo la vigilancia de los policías.

«Las cosas que hizo Abe como primer ministro de Japón, un territorio democrático, no son dignas de alabanza, no hay pruebas que demuestren que merezca la pena un acontecimiento de esta forma», comentó una manifestante sobre el que es segundo sepelio de Estado a un ex primer ministro. El primero sucedió en 1967, con el deceso de Shigeru Yoshida, el jefe que condujo al territorio desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Un acontecimiento

El sepelio se ha convertido de esta forma en un acontecimiento que muestra el difícil y constantemente polémico legado de Abe, que ha sido asesinado en julio con 2 disparos de una pistola casera.

Si en un primer instante, el homicidio de Abe hizo a varios de sus compatriotas percibir de que había dado a Japón una sensación de seguridad y estabilidad. Aquel estado de ánimo ha cambiado con el anuncio de un sepelio de Estado. Los planes siguieron adelante pese a la creciente contraposición de la crítica pública japonesa, con unos sondeos de crítica que presentan que en torno al 60% se opone a él.

Varios de los que se oponen al sepelio -y al legado político de Abe- son japoneses de edad avanzada. En un territorio traumatizado por la guerra, la generación de más edad ha favorecido a lo extenso de un extenso tiempo una constitución «pacifista» que ha impedido que Japón invierta poderosamente en su batallón.

Abe, no obstante, trató de modificar aquello, no por medio de un referéndum o un proceso parlamentario, sino reinterpretando la constitución.

Esta medida ha sido controvertida e impopular, empero fue cada vez mejor recibida por los partidarios de Abe, varios de los cuales son japoneses adolescentes. Sin la memoria de la guerra, reaccionan cada vez más a las agresivas reclamaciones de China sobre el territorio japonés.

Para ellos, Abe ha sido un político extraordinario que regresó a Japón al mapa universal como un actor fundamental.

El primer ministro Fumio Kishida y su Partido Liberal Democrático tomaron la elección de honrar a Abe sin considerar cómo podría reaccionar el territorio.

Empero no se puede negar el hecho de que Abe era además un hombre bastante admirado por parte poblacional.

Fuera del Budokan -el estadio de Tokio donde se celebraba el funeral- la cola de dolientes con flores se extendía durante bastante más de 3km. Vestían de negro y llevaban flores para exponer sus respetos por última vez.

«Me gusta Abe y todo lo cual le circunda, por esa razón estoy en la cola», comentó un adolescente de 19 años. Otra persona, una dama, mencionó que estaba ahí para enseñar su «gratitud por su largo servicio como primer ministro».

Abe ha sido primer ministro de Japón entre 2006 y 2007, y otra vez entre 2012 y 2020, siendo el líder que más tiempo ha servido en aquel cargo en la narración de Japón.

Hijo del excanciller Shintaro Abe y nieto del ex primer ministro Nobusuke Kishi, Abe pertenecía a la realeza política y aún era considerado una figura poderosa en la política japonesa.